Saturday, October 16, 2010

Enredado en sus propias mentiras, Alan García ha terminado haciendo un papelón.

Fuente:
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=72239

El parlamentario Carlos Bruce opinó que en este caso lo peor de todo han sido las mentiras del presidente García, incluso por encima de la agresión. “Lo que me parece peor es que se le mienta al país, que se monte todo un aparato para decir que los hechos ocurrieron de una manera cuando en realidad ocurrieron de otra. Creo que las personas en el entorno del presidente cometieron un gravísimo error, pues ese accionar puede traer desconfianza en las autoridades que no tienen ningún resquemor en mentirle al país. Creo que se debe decir exactamente qué cosa pasó y dejar de encubrir lo ocurrido. La falta de manejo de este tipo de circunstancias y el carácter impulsivo de García es una constante”, sentenció el congresista.

Las mentiras y las agresiones físicas y verbales caracterizan la gestión del presidente Alan García, lo que pone en riesgo la democracia y la gobernabilidad en el país, según analistas y políticos consultados por LA PRIMERA.

Para Luis Alberto Salgado, ex candidato a la secretaría general del APRA, el último incidente que involucra al presidente García en una agresión física contra Richard Gálvez, un joven voluntario de Essalud, es un hecho lamentable que sin lugar a dudas contribuye a que la situación empeore.

“El hecho que a García lo hayan llamado ‘corrupto’ sin que exista una sentencia que así lo demuestre es un delito de calumnia e injuria contra el primer mandatario de la Nación, pero eso no justifica que se arreglen las cosas a golpes. El señor Gálvez debió ser detenido y llevado a un juez, y el mandatario debió aclarar desde el primer momento la situación. Pero calló y luego aparecieron versiones contradictorias que empañaron la imagen presidencial. Por si fuera poco, sale también un funcionario y se autoinculpa, eso empaña más el desempeño de García. Existió un pésimo manejo de la situación y una mala reacción del presidente y su entorno”, dijo Salgado en conversación con este diario.

Censuras

Asimismo, apuntó que generan suspicacia los vetos y censuras a programas de televisión tras la denuncia del cachetadón. “Existe una falta de transparencia de los altos funcionarios, incluso del presidente, los ciudadanos esperamos ser respetados y que las instituciones y los medios de comunicación también sean respetados. Todo esto afecta la salud democrática del país, sobre todo este caso que involucra al presidente García, de quien se espera equilibrio, autocontrol y mesura, pero en lugar de eso nos remonta inevitablemente a la patada que le propinó al señor Jesús Lora el año 2004”, sentenció Salgado.

Agresión a todos

Por su parte, el decano del Colegio de abogados de Lima (CAL), José Antonio Ñique de la Puente, aseguró que la bofetada que García le propinó a Richard Gálvez representa una agresión a todo el pueblo peruano. Demandó que el mandatario sea prudente y tolerante, pues “no se puede gobernar con cachetadas ni puñetes”. “Quien tiene un cargo de gobierno en cualquier representación del Estado no puede reaccionar golpeando a nadie, para eso están las instancias judiciales y para eso está el estado de derecho”, dijo Ñique de la Puente.

El decano del CAL indicó que, desde su punto de vista, el calificativo de “corrupto” que el joven Richard Gálvez pronunció contra Alan García representa una forma de protesta que suele expresar la población en cualquier parte del mundo. “De ninguna manera puede golpearse a alguien y si ese joven le dijo ‘corrupto’ al mandatario, son formas de protesta de la gente, no muy éticas, pero así se manifiesta la gente y García no es el único presidente al que lo han insultado, también le pasó a Sánchez Cerro, a Odría”, refirió Ñique de la Puente.

En opinión del congresista Yonhy Lescano, presidente del partido Acción Popular, con la ‘fama’ que tiene Alan García no es extraño que maneje la situación de esta manera, variando sus versiones y con falta de transparencia para conocer la verdad.

“García en el gobierno se ha comportado como un mitómano profesional, incluso incumpliendo muchas cosas, por eso no me extraña las mentiras y contradicciones que tiene con respecto a la bofetada que le dio al joven. Esas respuestas están en el parámetro de conducta del gobierno. Dice algo y luego se contradice”, sostuvo Lescano.

Su compañero de bancada, Víctor García Belaunde, añadió que si el presidente García hubiera contado su versión completa de los hechos desde el comienzo la polémica no hubiera durado más de 24 horas.

“Es un incidente minúsculo que fue agrandado absurdamente en base a mentiras. Eso demuestra muy poca pericia y falta de manejo de situaciones de esta naturaleza por parte del presidente García y del gobierno, además del uso de versiones fuera de la realidad. Esta situación perjudica profundamente la imagen de García como persona, más allá de su investidura, además del gobierno”, refirió García Belaunde.

Algunos excesos verbales

- El 10 de julio del año 2007 el presidente Alan García calificó de “comechados” a los maestros del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (Sutep) que realizaron una huelga nacional. García dijo que “hay muchos comechados que no quieren ir a clases, que no quieren capacitarse y cuando le ponen un libro adelante es como si le tiraran una maldición”.

- En junio del año 2008, el jefe de Estado dijo que “los periodistas son aves de mal agüero, que sólo presentan lo malo”, refiriéndose al descontento ciudadano.

- El 7 de junio del año 2009, Alan García dijo que “los miembros de las comunidades indígenas no son ciudadanos de primera categoría”. Con esas afirmaciones intentó desprestigiar la huelga que miles de nativos realizaron en defensa de sus tierras ancestrales.

- El último jueves 14 de octubre el presidente arremetió nuevamente contra los medios de comunicación y los responsabilizó de las críticas y los ataques de ciudadanos contra los políticos.Marcelo Puelles Redacción

Fuente: http://www.larepublica.pe/claro-y-directo/14/10/2010/manotazos-de-abogado

Manotazos de abogado


Por Augusto Álvarez Rodrichalvarezrodrich@larepublica.com.pe

Más allá de una increíble cachetada presidencial.

Ya se sabe que la justicia peruana anda hasta el perno y por las patas de los caballos, pero hay indicios que apuntan a que la cosa estaría peor de lo que se podría pensar. Uno de los indicios se llama Javier Villa Stein.

Luego de confirmarse que, felizmente, no será candidato presidencial, el presidente de la Corte Suprema reapareció ayer, luego de unos días de silencio, y proclamó una pachotada que lo proyecta como alguien descontrolado y desaforado.

Porque convengamos en que, salvo que estemos en el Far West o en una selva africana dominada por gorilas, no es normal que el líder del Poder Judicial recomiende arreglar una controversia o responder a un agravio con puñetazos. ¿O no?

Aunque usted no lo crea, en este país de Ripley que es el Perú, donde el progreso económico coincide con el primitivismo institucional, el magistrado –es un decir– Villa Stein ha dicho sobre la cachetada propinada por Alan García que “ha sido prudente el presidente porque otro dignatario a lo mejor en vez de una cachetada le hubiera tirado un puñetazo; solo en un país de maricas se permite que se insulte a la gente sin hacer nada”.

O sea que, según Villa Stein, los líos entre personas se deben arreglar como ‘machazos’ a patadas y puñetazos y no con una ‘mariconada’ como plantear una demanda en la institución que él increíblemente preside. Eso es, más o menos, lo que también ha opinado el presidente García con una declaración que es más propia de un matón que de un estadista: “A este tipo de altercados siempre he respondido”. Guardia dorada dixit.

A mí me parece lamentable que personas como el voluntario de Essalud Richard Gálvez León crean que pueden insultar a otras personas, como el presidente García, en su cara, llamándole corrupto. Esto ocurre en un contexto en el que se ha ido perdiendo en el Perú el control para no caer en la tentación del agravio fácil, algo en lo que muchos incurren con frecuencia creciente, desde ciudadanos, periodistas y hasta políticos como el propio García, cuya violencia verbal suele descontrolarse.

Pero peor que eso es que el jefe del Estado, quien debiera ser el principal garante de la legalidad, crea que puede meterle –rodeado y protegido por su seguridad– una cachetada a un loquito que lo agravia en la calle. Y peor que lo anterior es que luego mienta ante la evidencia de que así fue.
Y todavía peor que todo lo previo es la sensación de que Alan García promueva, con ‘cara de yo no fui’, que algunos medios de comunicación se callen la boca con este irritante incidente de un agravio al presidente, una cachetada como respuesta, y un aval judicial como cereza.

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