José Francisco Crousillat ha sido indultado debido a que es "...mayor de 77 años y sufre enfermedades como cardiopatía hipertensiva, enfermedad vascular cerebral y fibrilación auricular; además de ser portador de un marcapaso”.
En Principio no estamos en desacuerdo con que el Presidente de la Republica use de los poderes que la Constitución Política le otorga ni menos con que todo peruano que sufre de penas de cárcel tenga derecho a ser indultado. Lo que si estamos en desacuerdo es que personas que han delinquido para beneficiarse y mantener a nuestra sociedad como parias sociales sean continuamente favorecidos. Tampoco estamos de acuerdo con que estos procesos sean selectivos y políticamente calculados para continuar con la destrucción de los pocos valores morales que aun quedan en nuestra sociedad. El hecho en si sobrepasa los límites de comprensión humanitaria.
Recordemos, el señor Crousillat ha sido juzgado y sentenciado por el delito de peculado. Es decir, por recibir dinero de manos de un funcionario público corrupto/r, mas preciso de Vladimiro Montesinos, para políticamente manipular a la sociedad y de esa manera apoyar el crimen organizado. Debido a que fugo a los Estados Unidos y luego a Argentina en donde se declaro “perseguido político” e intento fugar a Chile para arteramente dilatar el tiempo de extradición, ya no se le pudo juzgar por el delito de asociación ilícita para delinquir, pues éste prescribió en el 2005. Es decir, este señor aprovecho de la voluntad jurídica de nuestro sistema para no ser investigado y clarificar las ramificaciones de los actos delictivos, ni desmantelar todo el aparato corrupto que le mantuvo con prebenda. El hecho es caso figura de lo que aconteció con los procesos seguidos a Alan García, estos prescribieron mientras el gozaba de exilio dorado.
Los hechos, aunque Alan García lo niegue en mil idiomas, indican que este indulto tiene ramificaciones que van más allá de lo estrictamente jurídico y humanitario. Primero, el beneficio presidencial pareciera no haber discernido sobre el daño grave que el indultado hizo contra la estructura moral de la nación. Por consiguiente el hecho es indicativo que los actos de corrupción dentro de este gobierno continúan siendo cínicamente protegidos y en muchos casos se inculca su continuismo. Segundo, que estos señores que han hecho un negocio de la corrupción de autoridades y han atentado y minado las barreras morales de la democracia para beneficiarse económicamente, son bienvenidos y adulados desde las mas altas esferas del poder actual. Tercero, que toda acción contra la corrupción es deliberadamente minado por intereses bien enraizados en las entrañas de poder y muestran que la ligazón entre los corruptos y las más altas autoridades de poder tienen carácter siamesino. De otra manera, no hay manera de entender este hecho.
A propósito, en el Blog Espacio Compartido (http://compartidoespacio.blogspot.com/) Fernando Villarán ha publicado un interesante artículo que analiza el rol de la población peruana en relación a los actos de corrupción.
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