Thursday, November 18, 2010

Hermanos Caradura

Fuente: http://www.larepublica.pe/18-11-2010/hermanos-caradura


Por Augusto Álvarez Rodrichmailto:Rodrichalvarezrodrich@larepublica.com.pe

La presión inaceptable de Mufarech contra Villarán.

Yo no sé si usted siente lo mismo, pero yo ya estoy harto de que el poder político se alíe con el judicial para chantajear a las personas que, dentro de sus posibilidades, luchan contra la corrupción y tienen el valor de no cejar en su libertad de expresarlo en vez de callarse.

Es el caso de Susana Villarán, quien ayer escuchó la sentencia del 26 juzgado penal de Lima que declaró nulo parcialmente el proceso que, con la prepotencia que lo caracteriza, le entabló el ex ministro fujimorista Jorge Mufarech por el simple hecho de que la nueva alcaldesa de Lima lo criticó.

Dicha sentencia decidió anular todo lo actuado en este proceso y retornar el expediente al 36 juzgado, en el cual comenzó el caso, ante un pedido en ese sentido de la defensa, pero no se pronunció sobre el tema de fondo, debido a que, por un lado, estos hechos ya han sido judicializados y archivados hace cuatro años; y, por el otro, porque el juicio no tiene sentido.
En dicha dirección se han pronunciado entidades como la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que acaba de recordar –a propósito del caso de Villarán– que las opiniones sobre funcionarios o quienes han ejercido cargos públicos no pueden ser calificadas como actos de difamación criminal por el solo hecho de que la persona cuestionada se sienta ofendida.

De un modo más claro y directo, que no se puede condenar a quien escriba un artículo contra la corrupción, tal como le está ocurriendo a Villarán y, a través de diferentes mecanismos, a los periodistas José Alejandro Godoy –quien ya fue condenado hace una semana–, Pedro Salinas y Fernando Rospigliosi.

Este atropello es posible debido a la complicidad lamentable de algunos políticos, jueces y –¡qué vergüenza!– periodistas, quienes con sus acciones y silencios crean las condiciones para perpetrar estos delitos contra derechos elementales como el de expresión, y que llevan implícito un aconchabamiento mafioso a favor de la corrupción, la de antes y la de ahora, que para el caso es lo mismo pues esta no tiene ideología ni partido y su bandera es negra con dos tibias y una calavera.

¿Ha escuchado alguna vez al incontinente ‘opinador’ y presidente Alan García hablar de este tema? ¿El locuaz presidente del poder judicial, Javier Villa Stein, quien opina de cuanto tema le pongan por delante, ha dicho algo sobre este chanchullo?

Por ello, finalmente, es importante que el ex presidente Alejandro Toledo haya reconocido ayer como un error de su primer gobierno, la involucración de Jorge Mufarech en el mismo, toda vez que se trata de alguien cuyo desempeño público ha sido –y lo sigue siendo a través de estos atropellos judiciales que emprende– nefasto para la decencia y la democracia.

¿Se puede pedir algo bueno de este gobierno? Nosotros creemos que no. La impunidad es el ansia de este gobierno. La opción del continuismo es la corrupción desde los más altos niveles de gobierno. Para ellos el poder no es negociable. ¡Salvo la corrupción y el asalto al erario nacional, todo es ilusión!

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