Sunday, November 7, 2010

“No quiero ser recordado como juez de una sola sentencia”

Sabedores somos que al sistema imperante no le conviene Jueces probos de las características del Juez Supremo San Martín Castro. Sin embargo, en función de innovar la administración de justicia, creemos que es necesario que sus pares electores, en este caso, mediten en función de un futuro mejor para el Poder Judicial. La corrupción es el cáncer del desarrollo y la impunidad es un medio que solamente favorece la ignorancia y el subdesarrollo de la sociedad en conjunto (ASACLC).


Fuente: http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20101107/4/node/300502/todos/15

Entrevista/César San Martín Castro. Juez Supremo. El juez que condenó a 25 años de cárcel a Alberto Fujimori ya volteó la página. Ahora pretende la presidencia del Poder Judicial para mejorar la administración de justicia.

Juan Carlos Soto. Arequipa

¿Cómo asimila en el tiempo haber sido el juez que condenó a un ex presidente de la República, un hecho sin antecedentes en nuestra historia?

Lo asimilé con normalidad y una obligación que cumplí con transparencia y voluntad. Y siempre, como les decía a mis colegas, pensando en la historia y no en el momento inmediato. Con todas las limitaciones quisimos demostrar que el Poder Judicial era capaz de acometer una tarea de esa dimensión. Con extremo cuidado, cumpliendo el estándar del debido proceso, imparcialidad y espíritu de servicio. Sobre la sentencia hay la libertad de estar o no de acuerdo, pero tengo la impresión de que fue aceptada como una decisión de jueces independientes.

En una entrevista de El País de España confesó que había llorado con algunos testimonios.

Se juzgó una etapa muy dura que nos afectó a todos. Soy ser humano, hubo testimonios que me dolieron mucho. Escuchar de los miembros del grupo Colina, la forma cómo se mataron criaturas, la frialdad de su expresión, aquel intento de explicar su misión con falta de humanidad era conmovedor. Pero esos momentos había que superarlos, porque una sentencia es una expresión de pura racionalidad.

Estas sentencias son advertencias para dictaduras abusivas y violadoras de los derechos humanos y que no hay la impunidad de antes.

Esa es una de las características de la jurisdicción. Tenemos que afirmar la legalidad y controlar conductas que escapan a ella. El derecho internacional nos obliga a los jueces a dar una respuesta contundente a determinadas conductas, sea quien sea.

Hay una conciencia global sobre los derechos humanos…

Eso es importante. No estamos aislados, el país pertenece a un mundo jurídico internacional que impone obligaciones: respeto a los derechos humanos y a los grandes valores de la humanidad.

¿Cambió su vida después de haberse convertido en el juez que condenó a Fujimori?

Fue una experiencia profunda y emblemática, pero le digo con sinceridad, la página está volteada y hay otras tareas pendientes.

No quiero que me recuerden como un juez de una sola sentencia, sino por una carrera, sensibilidad a una vocación judicial y línea de servicio.

Después del caso Fujimori se pensó que el Poder Judicial iba a mejorar, pero los últimos actos de corrupción nos desmienten…

Se quiere construir una institucionalidad judicial de altos estándares de funcionamiento democrático. Esa es una tarea complicada porque formamos parte del Estado y sufrimos sus mismas taras. La justicia necesita una agenda pública que comprometa a todos, porque esto no es un problema solo de jueces. Aquí hay varias tareas pendientes: la corrupción, acceso a la justicia y gestión.

Según el último reporte de Transparencia Internacional hemos retrocedido en la lucha anticorrupción…

Es cierto, y nos debe llamar la atención. ¿Cuáles son los remedios? La receta de una perspectiva general ya está lanzada. Hay dos ámbitos importantes. Voluntad institucional y transparencia en la gestión, que es someterse a la opinión crítica de la comunidad.

Nosotros tenemos algunas ideas. La corrupción no solo se combate con represión, hay que prevenirla. Más allá de las operaciones de intervención in fraganti de conductas corruptas, hagamos inteligencia, una palabra desacreditada por lo que pasó en el país.

Con inteligencia detectaremos los núcleos de organización corrupta, cómo se expresan o reproducen. La corrupción se enfrenta también con la transparencia de la función, y eso obliga a tecnificar el despacho judicial para que la actuación del magistrado sea limpia y de conocimiento público. ¿Cómo rompemos con la estructura de lobbies? Una metodología de transparencia puede combatirlos, trabajar intensamente con sistemas de información (uso de la web). Lo que hay en otros países, agendas públicas: decirle (al juez) que publique su lista de actividades explicadas.

Varios sectores tomaron de piñata al Poder Judicial. Un ministro dijo que se comporta como centro comercial. El presidente del Tribunal Constitucional cuestiona la actuación de Villa Stein.

¿Cuál es su sensación de esas apreciaciones?

De inmediato de un profundo desagrado. No son formas de expresarse, no contribuyen a la mutua colaboración de los poderes públicos. Hay una suerte de crispación y conflictividad interna que genera resentimiento y muros. Nuestra vinculación con los otros poderes del Estado siempre será tensa, pero eso no significa que sea violenta y entorpecedora.

¿La corrupción que existe en el Poder Judicial es grande o está magnificada?

Siempre existe una cuota grande de magnificación. Pero no puedo lanzar una línea de defensa en bloque y negarme. Reconozco que hay grandes problemas como los tiene el país. Hay encuestas que uno puede cuestionarlas, pero hay una realidad ahí.

La percepción ciudadana de los otros poderes del Estado también es negativa.

Preocupa ese rechazo institucional, da pautas para el autoritarismo y salidas violentas. Sería tonto decir: ¡esta población antidemocrática! Hay un desencanto, el servicio que ellos merecen no está a la altura de sus expectativas.

En el caso del Poder Judicial, ¿no cree que la misma gestión del actual presidente Javier Villa Stein haya abonado al desprestigio?

No recuerdo un juez tan polémico con amagos de candidato presidencial, y la gota que rebasó el vaso: justificar la agresión presidencial a un ciudadano.

Son estilos personales, él tiene una línea de afirmación de sus planteamientos bastante precisa. Yo le tengo simpatía, es el colega al que conozco hace muchos años. Reconozco en él su gran preocupación por la justicia, inteligencia y sagacidad para enfrentar problemas, en fin…

¿Pero usted adoptaría esas conductas?

Yo soy San Martín, no Villa Stein. “No le debemos nada a ningún poder político”

Usted será candidato a la presidencia del Poder Judicial, ¿tiene ganas de agarrar este fierro caliente?

Ya estoy sobre el caballo, no puedo arrepentirme. Si gano, gano; y si no, no, y punto. Estoy pensando cómo hacer.

Un columnista (Álvarez Rodrich) dice que el magistrado Enrique Mendoza ganará la elección por su cercanía al poder político.

Se va a equivocar. Hay un sentimiento de autonomía que nosotros debemos fortalecer en forma interna, solo un Poder Judicial independiente colaborará con los poderes públicos en el bien público.

¿No hay influencia política?Desde luego hay cosas que uno no niega, esa es la cultura política del país.

Pero a nosotros no nos ha nombrado el gobierno. No le debemos nada a ningún poder político.

¿No cree que fue emboscado por la Universidad Nacional de San Agustín, que le entregó un doctorado bamba hace años?

Eso fue materia de una queja que me mandaron, pero esa situación ya fue aceptada por la Asamblea Nacional de Rectores, mi título está inscrito allí. Yo fui vocal de la corte sin ese título, en consecuencia, ello no agregó nada a mi historia académica previa, menos a mi historia judicial.
Ojo, yo hice mi tesis, la presenté y la defendí. No me siento disminuido y me someto a lo que digan las leyes.

‘Gestión de Villa Stein es interesante’

¿Considera que la gestión de Javier Villa Stein fue buena?

Diría razonablemente interesante. La política judicial tiene componentes distintos de la política partidaria: continuidad, corrección, reorientación y desarrollo. Esa línea hacemos todos.

¿Qué cosas hay que continuar?

Hay cosas buenas que hay que continuar, por ejemplo, en la descarga procesal hay un plan interesante a profundizar. La implementación del código procesal penal y ley laboral, etc. En la Sala Penal Permanente se informatizó nuestro trabajo. Tuvimos éxito en cuanto a celeridad y control de manejo de causas. Queremos sentar las bases para el expediente digital, un sistema judicial integral.

¿Qué permitiría la digitalización de los expedientes?

Eso permitirá que cualquier persona no tenga que venir a Lima, sino desde una cabina de Internet desde cualquier parte del país sepa cuándo se resolverá su caso, quién lo tiene, etc. Eso también disminuirá la corrupción al interior del Poder Judicial. Los jueces tomamos con cierto desagrado cuando nos preguntan: ¿y qué críticas tiene que hacerle al anterior presidente?

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