Wednesday, February 9, 2011

Laureles de la corrupción

Fuente: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columna-del-director/laureles-de-la-corrupcion_79254.html

Por: César Lévano

Alan García ha batido un récord olímpico de lentitud: hace año y medio dijo que la remodelación del Estadio Nacional duraría a lo más un año. Como todos los días circulo por el Paseo de la República, me percato de que la obra va aún para largo. Lo que ha acelerado es el costo: se presupuestó en 20 millones de soles y hasta ahora ha consumido 115 millones.

Ese hecho es ejemplo de lo que el actual régimen encubre con los decretos de urgencia. En este caso, el procedimiento, suscrito por el presidente, Alan García, y José Antonio Chang, ministro de Educación, permitió que se le librara del proceso de licitación y se contratara, en aras de la rapidez, directamente con Graña y Montero, y otras constructoras.

El congresista nacionalista Pedro Santos considera que la cobertura de decreto de urgencia para la remodelación sirvió, precisamente, para que las obras fueran encargadas a amigos del gobierno.

El excesivo gasto en la remodelación del Estadio merece una investigación del Congreso.

Esto trae a la memoria el caso de la Carretera Interoceánica, presupuestada inicialmente en 810 millones de dólares y que al final de diciembre de 2010 ya costaba 1,881 millones de dólares.

El congresista de Unión por el Perú Isaac Serna, quien presidió una comisión que investigó presuntos actos de corrupción bajo el mandato de Alejandro Toledo, informó el 29 de diciembre último que los gastos administrativos de la vía en construcción llegaban a 45%. Asombroso. Muchos compañeros apristas deben de haber encontrado allí su carretera al enriquecimiento.

Significativo es que Serna condenara que la comisión investigadora respectiva –con los votos del APRA, el PPC, Perú Posible y algunos nacionalistas– no encontrara irregularidades en la obra.

En su exposición, el congresista consideró que la Interoceánica ha sido un fraude desde el comienzo, pues la empresa privada pidió en el actual régimen ventajas para construir con dinero y garantías del Estado. El aporte económico de la empresa fue mínimo. Por ello, Serna considera que la construcción debió ser asumida por el propio Estado.

En cuanto al caso del Estadio Nacional, el ministro Chang debiera ser investigado por el Congreso.

Se sabe, por otra parte, que hay una donación de cuatro millones de dólares para mejoras en la Biblioteca Nacional, invadida en parte por oficinas del Ministerio de Educación, ya que el edificio de éste fue vendido por Chang. La donación no se materializa porque alguien preguntó al español llegado para finalizar la gestión, “¿Y cómo recibo mi diezmo de diez por ciento?”. El ministro debería declarar que hay de cierto en la donación y el diezmo.

Chang deberá aclarar, sobre todo, por qué se encubrió con un decreto de urgencia un estadio cuya construcción es olímpicamente lenta.

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