Sunday, February 6, 2011

“Tengo la esperanza de seguir trabajando contra la corrupción”

Fuente: http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20110206/14/node/325386/todos/15

Entrevista/Avelino Guillén. Ex jefe de Control Interno del Ministerio Público. Se hizo famoso por su agudeza y rigurosidaden el juicio a Alberto Fujimori, pero su trayectoria es mucho mayor. Trabajó en fiscalías antidrogas, vio casos de corrupción y de violaciones de derechos humanos. Renunció esta semana al Ministerio Público porque, al parecer, 31 años de experiencia no fueron suficientes para sus superiores.

María Elena Castillo.

Su renuncia al Ministerio Público sorprendió a muchos y seguramente alegró a otros. ¿Por qué tomó esa decisión?

El Consejo Nacional de la Magistratura convocó a concurso de tres plazas para fiscales supremos, de las cuales se han cubierto dos; y al enterarme de que el cargo que estoy ocupando de manera provisional iba a ser ocupado no tenía otra alternativa que bajar a mi plaza titular de fiscal superior de Lima o renunciar al Ministerio Público. Opté por lo segundo porque considero que luego del aporte que he realizado en la Fiscalía debía desempeñarme como supremo, por eso presenté mi renuncia irrevocable.

¿Por qué supuso que esa plaza no era para usted?

Tengo nivel de información que es lo que me ha motivado a presentar mi carta de renuncia. Si me hubieran dicho “Guillén, por tu desempeño profesional, por tu trayectoria, por lo que has hecho en el Ministerio Público, creemos que podrías continuar”, yo me hubiera quedado. Pero no se ha dado esta situación, y no me molesta. Entiendo que son decisiones del más alto nivel y según la especialidad.

¿A qué tan alto nivel?

Son decisiones de mis superiores y yo las respeto y acato. Ellos tienen su lectura y opinión, supongo que básicamente según la especialidad. Hay tres plazas: la Fiscalía Suprema Civil, la Suprema Contenciosa Administrativa y la de Control Interno, en la que yo estaba.

Una de ellas ve las denuncias contra funcionarios públicos...

La Fiscalía Suprema Contenciosa Administrativa es de suma importancia porque conoce de investigaciones contra altos funcionarios que están contemplados en los artículos 99 y 100 de la Constitución.

Justo para su perfil…

Yo he sido fiscal en todos los casos por corrupción a partir del 2000. Pero mis superiores tienen otra opinión y yo la acato.

Usted es conocido como el fiscal del caso Fujimori…

Yo quisiera que me conozcan solo por ser útil en el combate a la delincuencia, a la corrupción. Cumplir ese rol me llena de satisfacción, así uno no tenga riquezas. Sentir que la gente lo mira a uno con confianza es invalorable.

Aunque para otros es un personaje incómodo…

Soy un personaje que tiene un discurso y una actuación resueltamente dirigidos a enfrentar la corrupción. Yo no hago concesiones ni tengo contemplaciones en esos casos. Estoy seguro de que mucha gente se ha alegrado de mi decisión, pero tengo la firme esperanza de seguir trabajando, a través de diversos organismos, en la lucha contra la corrupción y la impunidad, en el combate al narcotráfico, el lavado de activos y el crimen organizado.

¿Por qué no postuló al último concurso del CNM para elegir fiscales titulares supremos?

La suerte de un concurso se conoce desde que se elaboran los reglamentos, y aquí sale uno nuevo para cada concurso. No me presenté porque el perfil que buscaban tenía un muy marcado supuesto académico y no se valoraba mucho la trayectoria profesional, pues en anteriores reglamentos este tenía un valor de hasta 30 puntos, y en el último concurso fue disminuido a 12. De arranque quien le habla no encajaba en ese perfil.

La parte académica también es importante...

Lo es, pero para un fiscal que cumple a cabalidad con su trabajo, que revisa los expedientes, que elabora documentos, dictámenes, resoluciones, que está viendo la marcha de su despacho, es imposible tener una producción de libros tan alta. Entonces, o trabajo o me dedico a una labor académica. Ese un debate que tiene que encontrar un punto de encuentro.

Y evitar futuras desagradables sorpresas…

Está bien la exigencia académica, pero debe compatibilizarse con la trayectoria intachable de un candidato. Por otro lado, en nuestro país hay cerca de dos millones de expedientes atrasados y no salimos de esto porque muchas veces los magistrados están pensando más en su artículo para el periódico o una revista jurídica, en las horas de clase que dictará en la noche, y a veces hasta elaboran sus clases en el despacho. Eso es algo que se tiene que corregir porque retrasa la marcha de la justicia. Por eso se tienen que evaluar la capacidad, la trayectoria y sobre todo el resultado. Años de experiencia

Usted ha estado 31 años en el Ministerio Público. ¿Por qué eligió ser fiscal?

En el último año de Derecho, en el año 80, ingresé como juez de paz no letrado en el entonces pueblo joven Villa El Salvador, y al año siguiente trabajé unos meses como secretario de juzgado. La experiencia me fascinó, y estando en Andahuaylas, tierra de mis ancestros, me enteré de una convocatoria para abogados auxiliares del Ministerio Público en Lima. Nunca me olvidaré de eso porque no había pasaje y vine en camión. Llegué completamente sucio y para dar el examen tuve que cambiarme en el baño del Colegio de Abogados de Lima. Ingresé al Ministerio Público en noviembre del año 81 y no paré hasta hoy, salvo entre el 92 y el 94, cuando fui separado irregularmente, como muchos.

En todos esos años habrá pasado por diferentes puestos...

En el 81 estuve en Lima; dos años después pasé a Pucallpa, para ver temas de narcotráfico, donde capturamos a varias organizaciones. Regresé a Lima, estuve en algunas fiscalías provinciales, y en la época del doctor Álvaro Rey de Castro trabajé en casos de derechos humanos en Huamanga, Ayacucho. Estuvimos investigando la matanza de las fosas de Pucayacu y de los evangélicos asesinados en Callqui, que culminaron con las denuncias contra el conocido comandante “Camión”, Álvaro Artaza Adrianzén. Fui adjunto provincial hasta el 86, cuando fui promovido como adjunto superior y los siguientes dos años participé en numerosas audiencias en el Sexto Tribunal Correccional de Lima, relacionadas con delincuencia común. Luego me nombraron fiscal provincial penal, y allí me comencé a percatar de cómo actuaban algunos aparatos de inteligencia.

¿Cómo así?

Fue un caso que ocurrió en una pollada, en el Cercado de Lima. Dos policías vieron a dos personas armadas en una actitud sospechosa. Pensaron que podían ser elementos subversivos y los intervinieron en la vía pública. Los sospechosos terminaron ejecutando a los policías. Los hicieron arrodillar y les metieron un balazo en la cabeza con absoluta frialdad. Resulta que investigando, y a través de una serie de elementos se logró determinar que esas personas armadas eran de inteligencia. Estamos hablando de la época de los 90. Entonces pude ver que algo estaba ocurriendo y que actuaban con absoluto desprecio de la vida.

Lo que pudo ver mejor durante el juicio a Fujimori…

En el 2000, a partir del video de Kouri y Montesinos asistí a todas las audiencias, estuve en los juicios contra la mafia y los elementos vinculados a violaciones de derechos humanos y actos de corrupción durante el régimen de Fujimori. Intervine en todos los procesos que conoció la Sala Penal Especial de la Corte Suprema y perdí en un solo caso. Fue mi modesto aporte a la institución.

Trabajo como provisional

Tal vez se confió en que su trayectoria sería suficiente...

Es que, y quizás fue un error, a diferencia de algunos colegas que a la semana de ascendidos comenzaban a trabajar el currículum para su próxima postulación, que sería en diez años. Eso está bien en tanto no descuides tu trabajo. Simplemente yo no lo hice. Siempre he trabajado como si fuera un provisional, que no tenía estabilidad. Siempre me ha gustado trabajar mucho, investigo, estudio, leo textos en relación con la audiencia, consulto a fiscales que conocen más que yo, consulto a profesores universitarios y de allí me formo una idea, y con ese material voy al juicio. Todo eso es una inversión muy fuerte en tiempo.

¿Cuál es su balance?

He ganado el 99% de juicios en los 10 últimos años en mi instancia, y enfrentándome a abogados y estudios de mayor prestigio. No se puede negar mi entrega y aporte.

Usted ha pedido a los magistrados actuar con independencia y no ceder a las presiones políticas. ¿Le ha pasado?

No. Me he permitido hacer esta invocación porque yo creo que la fortaleza de un fiscal está en su independencia, en su autonomía, en su honestidad y en la transparencia en el trabajo. Estas son las cuatro columnas que harán que se recupere la confianza de la población. Yo sueño con que algún día estemos en azul, y el nivel de aprobación sea mayor que el de desaprobación, porque hay muchos jueces y fiscales honestos y que aman de verdad a su institución. Hay algunos malos elementos, pero más son los buenos.

“El Congreso no me llama la atención”

Ahora que ya no es funcionario público, ¿tentará alguna representación para el Congreso?

No, en principio, creo que no se puede porque debía renunciar en octubre.

¿Y en el futuro?

Habría que ver. El Congreso no me llama la atención porque veo poco debate productivo. No hay discusión de propuestas, hay muchos adjetivos e insultos, se trata de humillar al adversario, no de cuestionar con argumentos.

Y terminan otorgando facultades legislativas al Ejecutivo que permiten normas como las leyes de la selva o la ley de amnistía…

Lo que está pendiente es una gran reforma del Estado porque no es eficiente. No hay una adecuada distribución de los recursos humanos que tiene. Urge una reforma de todo el aparato estatal para que los servicios, el rol y su misión se optimicen, y así el ciudadano de a pie no vea al Estado como algo lejano, en el que no está incluido. Por eso cuando uno le pregunta qué le parece que se hayan apoderado de dinero de tal ministerio o dependencia, se encoge de hombros y se va caminando. Por eso gran porcentaje de la gente es indiferente a los actos de corrupción.

Una encuesta reveló que la gente opina que es mejor una autoridad que robe, pero que haga obras…

Es lo dramático, pues el que roba y “se vende” como si hiciera obras se publicita para encubrirse. No es que trabaja pero roba, sino más bien no trabaja sino roba. Esa es la realidad.

“Mi padre nos enseñó el valor de la honestidad”

Usted no parece haber sido de los funcionarios públicos que parten a la carrera cuando suenan las cinco de la tarde…

No. He estado 31 años en el Ministerio Público, al que he dado los mejores años de mi vida, muchas veces sacrificando vacaciones, dejando de lado a mi familia, a mis hijos, a mi madre. En ocasiones, mi hijo mayor me ha llamado la atención diciendo: papá, no te veo mucho, no podemos viajar, nunca sales de vacaciones. Es un drama que uno pasa por dedicación y amor al trabajo.

Pero ahora tendrá más tiempo para ellos…

Sí. Ellos son los que más me han extrañado. Ha sido uno de los costos de este trabajo. Ahora podré pasar más tiempo con ellos. El mayor está estudiando ahora Economía, la menor tiene 7 años y aún está en el colegio. Es mi reina.

Y para su esposa...

Ella ha entendido siempre mi trabajo. Ella también está vinculada al sistema judicial, allí la conocí y sabe cómo es este trabajo, por eso siempre me ha apoyado, en todos los momentos.

¿La abogacía le vino de familia?

No. Mis hermanos se dedican a otra cosa. Mi madre es ama de casa y mi padre fue de la Guardia Civil. Fue un hombre muy correcto, él fue quien nos enseñó el valor de la honestidad.

¿Dónde estudió?

Hice la secundaria en el colegio Ricardo Palma y los estudios universitarios, maestría y doctorado en la Universidad San Martín.

Tal vez extrañe la fama…

No. El apoyo de la gente le muestra a uno que ha cumplido con su deber, pero no me gusta la fama. Soy un hombre sencillo, me gusta montar bicicleta, aunque no he tenido mucho tiempo para hacerlo últimamente. Disfruto mucho hacer el mercado, tengo mis caseros.

¿Entonces tendrá buena mano en la cocina?

Noooo. Yo acabó cuando traigo los alimentos. No soy bueno cocinando.

¿Usted es limeño mazamorrero?

Yo nací en Lima, viví muchos años en Surquillo, pero mi familia viene de Andahuaylas.

¿Qué hará ahora con tanto tiempo libre?

Caminaré; leeré, Vargas Llosa es uno de mis favoritos, mucho antes de ganar el Nobel; escucharé música; pero sobre todo estaré con mi familia.

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